martes

te letreo un poco

despedido de mí. lastimado y excéntrico. callado, pero inmundo, simpático.
trae entre sus dientes restos de la queja y el espanto.
procura desenvainar su bestialidad y en el intento, se rompe el miedo.
vuelve cada vez como se ha ido pero más exacto.
como si el afuera le irritara las cuevas y las furias, le llovieran.
conoce la espera y la recuerda como una zanja en medio de los instantes.
se reparte en las zonas de mayor peligro para enturbiar, pero yo no le permito menos que todo.
él se esmera entonces y no combate como escupiendo.
soberbio, se compara con mis altos y se enciende en honores.
así, superpoblado, me liquida la tapa de los sesos con su mejor y más veloz desamparo.
allí es donde te abandono, pero no tardaré mucho en regresar al momento.
basta que me hagas equivocar una vez más con tus labios.
yo sabré recordar el signo y la intención y se hará más fácil hallar la bienvenida.
allí es donde vuelvo y vuelvo a quedar al entero antojo de todos tus tibios.