VII
si llega la interrogación
antes que vitoree el letargo,
no voy a mentir la réplica:
la vehemencia primera
fue discontinuamente fugaz,
como toda ella.
fue breve, efímera.
para nada enardecida.
me exhibiste tus coberturas, disimulaste tus lianas
e inclusive sospecho que falsificaste alguna hostilidad,
pero en ningún momento te mostraste frenética.
más tarde, cayeron unas pocas fundas
y pude percibir, y quizás hasta entrever,
tus membranas latiendo,
dos o tres pétalos
y desde el aire,
en mi lengua,
la salmuera de tus bríos.
algo derribaba tus capas y yo, celebraba la demostración.
ahora, aunque todavía me fatigan
la intermitencia de tus ondulaciones
me florecen tus henos,
tus mellas,
tus azabaches,
tus domos,
tus almíbares.
pero lo que soberana y honestamente
me desarma los cálculos,
es el sigilo de tus brotes,
la reserva de tus contracciones
y el mutismo de tus estrategias.
medusa. Aguamiel. Melaza.
azul como la efervescencia de las madrugadas.
ámbar tus manos como la espuma que reposa.
púrpura como un otoño.
antes que vitoree el letargo,
no voy a mentir la réplica:
la vehemencia primera
fue discontinuamente fugaz,
como toda ella.
fue breve, efímera.
para nada enardecida.
me exhibiste tus coberturas, disimulaste tus lianas
e inclusive sospecho que falsificaste alguna hostilidad,
pero en ningún momento te mostraste frenética.
más tarde, cayeron unas pocas fundas
y pude percibir, y quizás hasta entrever,
tus membranas latiendo,
dos o tres pétalos
y desde el aire,
en mi lengua,
la salmuera de tus bríos.
algo derribaba tus capas y yo, celebraba la demostración.
ahora, aunque todavía me fatigan
la intermitencia de tus ondulaciones
me florecen tus henos,
tus mellas,
tus azabaches,
tus domos,
tus almíbares.
pero lo que soberana y honestamente
me desarma los cálculos,
es el sigilo de tus brotes,
la reserva de tus contracciones
y el mutismo de tus estrategias.
medusa. Aguamiel. Melaza.
azul como la efervescencia de las madrugadas.
ámbar tus manos como la espuma que reposa.
púrpura como un otoño.
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