miércoles

Lady Green Hamaca & Lord Limonero

la lágrima espera mi decisión de dejar caer el párpado para comenzar a ser lágrima.

la lluvia no logra amansarme.

abro la ventana. primer plano de las gotas desnudas y satíricas revolcándose en el aire cayendo en picada.

atrás, el limonero sumiso.

mi abuelo había fabricado una hamaca verde que colgaba de una de sus ramas.

desde que la hamaca lo dejó, el limonero está sumiso ante las manos que se acercan a él sólo para desvalijarlo.

atrás, el limonero sumiso.

mi abuelo había fabricado una hamaca verde que colgaba de una de sus ramas.

durante las noches, en mi casa, el viento decide la música de fondo.

puede ser la sinfónica de los trenes, la marcha de los colectivos insomnes o la danza etérea de la hamaca verde.

esta última supo callarse cuando la soprano vaivén fue destituída del ramaje.

esta última supo acunar mis noches más serenas.

cuando el fin del mundo o la llegada de los indios me quitaba el sueño de mi infancia.

abro la ventana.

atrás, el limonero sumiso.

"parecés un gato", me dice mi madre cada vez que ejecuto el salto silencioso de mi ventana hacia el fondo.

no recuerdo bien cuándo empecé a hacerlo ni mucho menos cuándo fue que le sumé destreza y estilo, nada sé del día en que se tornó por completo silencioso, lo cierto es que logré que nada se oiga ni se presienta cuando trepo.

ni de mi cuarto al patio, ni viceversa.

llueve con una maestría digna de los mejores aguaceros.

entonces se adueña de mi ropa y me empapo a carcajadas.

delante de mí, el limonero sumiso.

entonces se mezcla mi sal con la del nubarrón.

y mis ojos deciden cerrar los párpados y darle el gusto a la lágrima.

me resulta tan difícil volver al cuarto.

el sumiso limonero entiende que te lloro como él a su hamaca verde.

a ninguno de los dos nos duele la ausencia, pero qué bien dormiríamos si sus vaivenes nos acunaran esta noche.